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Factores de Riesgo

La exposición prolongada al sol y a sustancias irritantes como la sal del mar o el cloro de las piscinas son factores que afectan la salud ocular. Además, los cambios de temperatura, el uso de aire acondicionado y la sequedad ambiental también aumentan estos riesgos.

Patologías Oculares Comunes en Verano

Conjuntivitis

La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva, la membrana que recubre la superficie del ojo. Puede ser alérgica, provocada por el contacto con sustancias como cloro, sal, polen o pelo de animales, o infecciosa, causada por virus y bacterias. Los síntomas incluyen enrojecimiento, picor, lagrimeo y escozor, siendo más intensos en las conjuntivitis infecciosas, que pueden acompañarse de hinchazón, secreciones y visión borrosa. Es importante acudir al oftalmólogo para un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Fotoqueratitis

La fotoqueratitis es una inflamación de la córnea provocada por una exposición prolongada a la radiación solar. Los síntomas más comunes son enrojecimiento, dolor y lagrimeo, y puede afectar la agudeza visual. Para prevenirla, se recomienda el uso de gafas de sol homologadas con filtro adecuado.

Orzuelo

El verano favorece la aparición de orzuelos, hinchazones en los párpados causadas por infecciones bacterianas. Los síntomas incluyen enrojecimiento y dolor en los párpados.

Ojo Seco

El ojo seco se produce cuando aumenta la evaporación de la capa húmeda que recubre el ojo, situación común en ambientes secos o por exposición prolongada al aire acondicionado. Los síntomas incluyen sensación de tener una mota en el ojo, picor, escozor y enrojecimiento.

Desprendimiento del Vítreo Posterior

Las personas operadas de cataratas o que padecen miopía son más propensas a sufrir desprendimientos de vítreo posterior, que pueden estar relacionados con contrastes bruscos de luz y oscuridad, frecuentes en verano. Los síntomas incluyen manchas oscuras o destellos de luz en la visión.

El Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III informa que la tasa de ingresos ha subido ligeramente, situándose en 4,6 casos por cada cien mil habitantes, en comparación con los 3 casos por la misma proporción en invierno.

Estas cifras, aunque dentro de un rango normalizado, han llevado a un aumento constante de pacientes hospitalizados, principalmente mayores e inmunodeprimidos, desde que comenzó en mayo la onda endémica de Covid-19 debido a nuevos linajes y sublinajes de ómicron.

Los síntomas más comunes que se observan en medicina familiar incluyen cuadros febriles, malestar general y sensación de debilidad corporal, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). También se reporta pérdida de olfato y gusto, que puede ser temporal o recuperarse gradualmente con el tiempo.

La incidencia del Covid-19 ha aumentado en las últimas semanas, alcanzando 162 casos por cada cien mil habitantes. Esto indica, junto con el incremento de consultas en Atención Primaria, una alta transmisión del virus.

Juan González Castillo, coordinador del Grupo de Trabajo de Infecciones en Urgencias de SEMES, señala que las hospitalizaciones han aumentado recientemente, aunque la transmisión parece estabilizarse. La mayoría de los ingresos son de personas mayores con comorbilidades, pero solo el 2% de estos pacientes terminan en la UCI debido a pocos casos de neumonía.

González también advierte que la mortalidad por Covid-19 sigue siendo el doble que la de la gripe, en parte porque se ha dejado de hacer pruebas de detección generalizadas. Recomienda realizar pruebas en mayores, vulnerables e inmunodeprimidos ante la presencia de síntomas gripales.

En términos de asistencia sanitaria este verano, tanto por Covid-19 como por otras causas, se observa una disminución en grandes ciudades y un aumento en zonas costeras, debido a la mayor afluencia de población estival.

Así, el Covid-19 podría contribuir al aumento de pacientes en algunos centros sanitarios en destinos turísticos este verano.

Impacto del Calor en la Salud Mental

El aumento de las temperaturas puede confundir los síntomas físicos del calor con los de la ansiedad. La doctora Montserrat Royo ha destacado en el Congreso de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC) que el calor intenso, junto con factores externos como la sequía y la contaminación, puede incrementar las consultas por problemas de salud mental. Tras las vacaciones, es común ver un aumento en las visitas a los psicólogos.

Factores Externos y Bienestar Emocional

José Álvaro Genaro Picazo señala que el bienestar psicológico no depende solo de la actitud personal, sino también de factores externos como la economía y la red de apoyo. En verano, circunstancias como la capacidad de pagar actividades para los hijos pueden afectar el bienestar emocional. Además, las noches calurosas pueden impactar la calidad del sueño, lo que a su vez afecta la salud mental.

Movilización Emocional

El verano puede aumentar la exposición a la luz solar, mejorando el estado de ánimo y reduciendo los síntomas de depresión estacional. Sin embargo, los cambios de rutina y la presión social por disfrutar al máximo pueden generar ansiedad. Los psicólogos de Unobravo explican que el buen tiempo ofrece oportunidades para la socialización, pero también puede traer presión para sentirse bien y divertirse continuamente.

Síntomas de Alarma

Es importante reconocer los síntomas de que el verano está afectando negativamente nuestra salud mental. Irritabilidad, cambios de humor, problemas para dormir y sentirnos constantemente cansados son señales de que el estrés del verano nos está pasando factura. La frustración por no cumplir con los planes esperados también puede llevar a una especie de tristeza y ansiedad.

Consejos para Mantener la Salud Mental en Verano

Para mantener un equilibrio saludable y practicar el autocuidado durante el verano, los psicólogos de Unobravo recomiendan:

1. Mantener una rutina: Tener hábitos regulares aporta estabilidad.
2. Evitar comparaciones: No intentar cumplir con ideales sociales.
3. Establecer expectativas realistas: No idealizar cómo debería ser el verano.
4. Seguir nuestro propio ritmo: Elegir actividades y destinos que se adapten a nuestras necesidades.
5. Dedicarse tiempo: Reservar momentos para actividades que nos gustan.
6. Disfrutar del presente: Aprender a vivir el ahora.
7. Desconectar digitalmente: Limitar el uso de dispositivos para reducir el estrés asociado a las responsabilidades profesionales.